jueves, 2 de junio de 2016

PROBLEMAS CON EL AGUA

Décadas de sequía en el residencial Lara

 

Propietarios de un grupo de viviendas de Nalda exigen al Consistorio una solución a 24 años sin abastecimiento regular de agua

3 de Junio de 2016

 

 

A escasos 15 minutos de Logroño, un grupo de vecinos de la capital encontró hace un cuarto de siglo en el residencial Lara, situado en término de Nalda, un remanso de paz bien comunicado con la ciudad. Pero desde que en 1991 los primeros adquirieron una segunda vivienda para los fines de semana y las vacaciones no se han ahorrado quebraderos de cabeza a costa de la falta de agua.
Corría 1989 cuando la promotora Rafael Brancas, S. A. realizó un proyecto para construir una residencia de la tercera edad en estos terrenos de su propiedad, ubicados en las inmediaciones de la actual rotonda de acceso a Sorzano. Llegó a construir el residencial pero al final no prosperó el destino previsto. Como la obra se encontraba casi conclusa, la vendió a la promotora Río Antiguo S. L. y las instalaciones planificadas para los mayores se convirtieron en 25 unifamiliares y, con los años, seis merenderos más que vendieron a particulares.


«Esto estaba visado en rojo porque era zona rústica y no se podía construir, pero el Ayuntamiento de la época hizo la vista gorda», asegura José Miguel Gil, uno de los que adquirió una de estas viviendas del Lara. Según su relato, a partir de 1991 la zona se surtió de agua gracias a unas tuberías que acercaban el líquido desde un manantial en Sorzano, pero éste se secó en 1998. «Entonces nos dirigimos al Ayuntamiento de Nalda y nos propuso que habláramos con la Comunidad de Regantes de Entrena para que nos abasteciéramos de su canal», señala. Esta solución era ilegal y, así, hace dos años cuando se acondicionó la rotonda a Sorzano, indica que la Guardia Civil les pidió explicaciones de por qué estaba esa tubería pinchada. «Teníamos un permiso verbal», argumenta.

A base de garrafas
Carlos Cámara atestigua que, «dados los problemas con el agua, hay bastantes vecinos que ya no suben». La peor parte se la llevan los tres que viven allí de forma permanente. «Llevo ocho meses duchándome en el trabajo y poniendo la lavadora en casa de mi madre», expone Santos Carmelo Sanz, uno de estos, quien reconoce que cada dos o tres días coje «dos o tres garrafas de agua y me sirvo de ellas para el baño».
Los propietarios de estas viviendas se han reunido en varias ocasiones con el alcalde de Nalda, Daniel Osés. Afirman que hace tres meses el Ayuntamiento naldense les planteó que se adhirieran al sistema que nutre a dos promociones situadas en las cercanías, Torresolano y Peñas del Iregua. «Mantienen un convenio con el Consistorio por el que éste les cede la gestión del agua y ellas soportan los gastos de la potabilización y el mantenimiento», explica Gil.
Según los vecinos, incorporarse a esta red les supondría afrontar unos 10.000 euros por propietario, una cifra «inasumible» ahora mismo para sus bolsillos. Por tanto, sus demandas siguen mirando al Consistorio. «Estaríamos dispuestos a pagar algo asequible y que el Ayuntamiento fuera el tutor

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